La responsabilidad de pensar

La responsabilidad de pensar

Martillazos con repercusión permanente

Los metros cuadrados más famosos de Wittenberg son los del portal de la Iglesia del Castillo. Se dice que aquí, el 31 de octubre de 1517, Martín Lutero clavó sus 95 Tesis. A pesar de que falta la afirmación absoluta de este acto como hecho histórico, la fama de Wittenberg como «la ciudad de Lutero» está bien fundamentada.

La ciudad en las orillas del río Elbe era la sede principal de Martín Lutero y hasta hoy lleva la impronta de su legado reformador. La presencia de Lutero condujo al florecimiento urbano, documentado en los muchos edificios de estilo renacentista del siglo XVI. Wittenberg era capital del Electorado Principal Sajonia, una residencia ducal y principal de los electores de Sachsen-Wittenberg- Bajo el Príncipe Elector Federico el Sabio, el que protegió y apoyó a Lutero, la ciudad llegó a ser uno de los centros espirituales y culturales de Europa.

Una carrera como teólogo

En 1508, el monje Lutero vivió en el llamado Claustro Negro, en un barrio al margen este de la ciudad. Después de haber sido promovido como Doctor de Teología de la Universidad de Wittenberg en 1512,  obtuvo allá mismo la Cátedra de Teología Bíblica. 1514 además fue llamado como predicador a la Iglesia Municipal. Hasta este punto su carrera como teólogo era dentro del curso normal. Con la publicación de los 95 Tesis en contra del comercio papal con las indulgencias, sin embargo, los que han pasado al mundo posterior como tablas clavadas al portón de la Iglesia del Castillo, en 1517 Wittenberg se constituyó en punto de partida de la Reforma y el profesor de teología Martin Luther como protagonista de un movimiento de repercusión histórica.

Hasta mucho después del siglo XVI Wittenberg conservó su papel importante en iglesia, ciencia y cultura. En 1996, el conjunto histórico de la Reforma  -Iglesia del Castillo, Iglesia Municipal, Casa de Lutero y Casa de Melanchthon- fue declarado por la UNESCO como Herencia Cultural de la Humanidad

Un ambiente propicio para pensar

Al lado de Lutero también otros personajes dejaron sus huellas en la ciudad, tales como Felipe Melanchthon y Johann Bugenhagen, así como el pintor Lucas Cranach, el retratista de los reformadores. Sus residencias y monumentos forman hoy la «milla histórica» que recurre el centro urbano como eje transversal.

El núcleo era, por supuesto, la Universidad Leucorea de Wittenberg. Fundada apenas en 1502 se desarrolló bajo la influencia de los pensadores protestantes como la más importante de Europa y difundió ampliamente la fama de la ciudad. Fue por el ejercicio de la cátedra teológica que Lutero obtuvo la convicción del error de la Iglesia y las bases para sus tesis. ¿Cuáles eran las circunstancias que detonaron los acontecimientos?

Desde 1515, el monje dominicano Juan Tetzel distribuye la llamada «Indulgencia de Pedro» por orden del Cardenal Albrecht de Brandenburgo. Los ingresos deben contribuir a la terminación de la Catedral de San Pedro en Roma. Motivado por sus deberes pastorales y basándose en sus estudios académicos,  Lutero siente la obligación de intervenir y, desde temprano, comienza con criticar las predicaciones y prácticas comerciales de Tetzel.  El 31 de octubre publica sus famosos 95 Tesis en contra del abuso de la indulgencia. El día simboliza hasta hoy al comienzo de la Reforma. Los artículos que originalmente fueron redactados para servir en la discusión académica, son replicados por la imprenta y recorren  como fuego salvaje primero a Alemania y pronto a toda Europa.

Sería un error subestimar el impacto que Lutero recibe cuando, como titular de la cátedra de Teología Bíblico, lee la Carta a los Romanos por primera vez no como creyente, sino como maestro; no sólo con el propósito de transmitir su enseñanza al pueblo de Dios, sino con la intención de introducir a estudiantes y futuros sacerdotes o maestros, a las profundidades de su mensaje. Ya inquieto por el nefasto efecto de la venta de indulgencias sobre la salvación de las personas a su cuidado, repite una tras otra vez la lectura atenta de la epístola hasta que las escamas caen de sus ojos: «sicut scriptum est iustus autem ex fide vivit» o «Tal como está escrito: el que es justo por fe, vivirá.»

Un ambiente propicio para perseverar en la oposición

En junio 1518 se abre el examen de investigación de la Iglesia católico-romana en contra de Martín Lutero. La acusación: herejía. Mientras es interrogado en Augsburgo por el nuncio papal Cayetano, Lutero se niega por primera vez a retractarse. Sólo pocos meses después pronuncia públicamente sus dudas sobre la competencia del papa y de los concilios. Sus discursos y escritos le ganan nuevos adeptos con tanta rapidez, que no se deja esperar la bula que le amenaza con excomunión. Finalmente llega, el 15 de junio 1520.

Bajo las aclamaciones jubilosas de sus amigos y colegas en Wittenberg, Lutero quema la bula en una gran demostración pública. A lo que sigue la excomunión definitiva el 3 de enero de 1521. Lo que tiene ahora por delante es la aparición ante la Dieta de Worms.

Lutero en Wittenberg: el significado

Los precursores de la Reforma habían tenido pensamientos similares al criticar la artificialidad de la doctrina católica, surgida de una interpretación arbitraria en diferentes ocasiones por motivos más pragmáticos que teológicos. A pesar de esto carecían la claridad y sencillez de la interpretación bíblica que de Lutero hizo ‘al hombre que lo logró’. Si se hubiera, como los demás, dejado guiar únicamente por el lado pastoral, si hubiera atacado solo por el lado de la conducta de la iglesia de su tiempo, tal vez su impacto habría sido insuficiente para perdurar. Es decir, si hubiera apuntado sólo a señalar,  habría dado a luz a una criatura muerta, como tantos otros. Más bien se esforzó primero a establecer la verdad que le gritó desde el texto, a formular doctrinas nuevas de lo que interpretaba del texto.

De ahí a denunciar la venta de las indulgencias como abusiva, y de allá a derrumbar todo el edificio sacramental que la iglesia había levantado por siglos, sólo fueron pasos consecutivos lógicos. La Reforma nació en la cátedra académica donde construyó un edificio hecho de interpretaciones nuevas y osadas, pero aptas a ser comprobadas por todo aquel que pone el mensaje del Evangelio por encima de tradiciones y cánones confesionales.