Vientos de Reforma

Vientos de Reforma

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Cuando el barco iza las velas a tomar un viento favorable y cambiar el rumbo de navegación para llegar a un puerto seguro o a su destino marcado. A  la entrada de la edad moderna un viento llenó las velas para que se emprendiera el viaje por la búsqueda de lo desconocido y  afirmar lo que la conciencia dictaba, atravesando las grandes corrientes e inmensas olas que amenazan por destruir y encajar la veracidad del conocimiento de aquellos ideales. Hoy las disfrutamos, pero otras generaciones pagaron el precio según su voluntad les dictaba.

El Renacimiento abre las compuertas a la majestuosa represa del pensamiento, grandes descubrimientos e inventos que trastornaron al mundo. Donde lo sacro se creía estable se desmoronaba por la inmoralidad, la incompetencia de sus dirigentes y la desgarradora manipulación de la verdad. Ahora el ser humano es el centro de la existencia, nuevos horizontes  trazarían al humanismo un desarrollo a una nueva embarcación que pretende, como el Titanic, ser indestructible; la visión critica  de la sociedad y el avance del conocimiento estructurado en las trascendentes universidades alimentarían el gran huracán que embiste con fuerza al faro que alumbra con su luz religiosa un solo enfoque, surgiendo entre la niebla los renacentistas hombres que con su literatura observaron el amanecer de otro punto de vista declarando la utopía esperada.

Las embarcaciones asoman el hermoso stand en el arte, una gran gama de estructura y diseño que se exhibe hasta el día de hoy. Leonardo Da Vinci, Fiero, Miguel Ángel nos han dejado una galería en grandes museos que cuentan su historia, son el tesoro mas deseado por los coleccionistas y amantes de la historia, espléndidas catedrales que narran la huella de la tempestad llamada Renacimiento en una combinación entre lo nuevo y lo antiguo; marcadas en las brillantes cúpulas que exhiben el pincel y el desarrollo del arte, como la embarcación deja la huella en la transparencia de sus aguas y así fue el paso del arte.

Observar el horizonte…

 

 

 

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